lunes, 15 de junio de 2009

LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE



John Gogfrey Saxe (Fábula indostánica. Versión libre)

Cuentan que, en el Indostán, determinaron seis ciegos estudiar al elefante, animal que nunca vieron. (Ver no podían, es claro;pero sí juzgar, dijeron) El primero se acercó al elefante, que en pie se hallaba. Tocó su flanco alto y duro; palpó bien y declaró: El elefante es ¡igual que una pared! El segundo, de un colmillo tocó la punta aguzada, y sin más dijo: ¡Es clarísimo!, mi opinión ya está tomada:Bien veo que el elefante es ¡lo mismo que una espada!. Tocas la trompa el tercero, y, en seguida, de esta suerte habla a los otros: Es largo, redondo, algo repelente... ¡El elefante - declara - es ¡una inmensa serpiente!. El cuarto, por una pata trepa, osado y animoso; ¡oh, qué enorme tronco! - exclama. Y luego dice a los otros: Amigos, el elefante es ¡como un árbol añoso!. El quinto toca una oreja y exclama: ¡Vamos, amigos, todos os equivocáis en vuestros rotundos juicios!, yo os digo que el elefante es ¡como un gran abanico!. El sexto, al fin, coge el rabo, se agarra bien, por él trepa...: ¡Vamos, vamos, compañeros; ninguno en su juicio acierta!. El elefante es..., ¡tocadlo!, una soga... Sí, ¡una cuerda!. Los ciegos del Indostán disputan y se querellan; cada uno está seguro de haber hecho bien su prueba... ¡Cada uno tiene un poco de razón... y todos yerran! Moraleja: Sucede así cada día en bastantes discusiones; quienes disputan, cada uno piensa justas sus razones. Discuten, juzgan, definen ¡lo que no vieron jamás!.

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