miércoles, 14 de octubre de 2009

Cuento mitológico


EL REY MIDAS


Había una vez un rey muy bueno que se llamaba Midas. Sólo que tenía un defecto: que quería tener para él todo el oro del mundo. Un día el rey midas le hizo un favor a un dios.

El dios le dijo:

-Lo que me pidas te concederé.

-Quiero que se convierta en oro todo lo que toque - dijo Midas.

-¡Qué deseo más tanto, Midas! Eso puede traerte problemas, Piénsalo, Midas, piénsalo.

-Eso es lo único que quiero.

-Así sea, pues - dijo el dios.

Y fueron convirtiéndose en oro los vestidos que llevaba Midas, una rama que tocó, las puertas de su casa. Hasta el perro que salió a saludarlo se convirtió en una estatua de oro.

Y Midas comenzó a preocuparse. Lo más grave fue que cuando quiso comer, todos los alimentos se volvieron de oro.

Entonces Midas no aguantó más. Salió corriendo espantado en busca de dios.

-Te lo dije, Midas - dijo el dios-, te lo dije, Pero ahora no puedo librarte del don que te di. Ve al río y métete al agua. Si al salir del río no eres libre, ya no tendrás remedio.

Midas corrió hasta el río y se hundió en sus aguas.

Así estuvo un buen rato. Luego salió con bastante miedo. Las ramas del árbol que tocó adrede, siguieron verdes y frescas. ¡Midas era libre!

Desde entonces el rey vivió en una choza que él mismo construyó en el bosque. Y ahí murió tranquilo como el campesino más humilde. Y colorin colorado...

Aunque hubo muchos reyes Midas en la historia, ninguno de ellos ha sido tan efectivo en concretar su magia como el gran Rey Midas de nuestro vapuleado Reino del Ají. Este Rey no necesitó gobernar el país para tener todo el poder en sus manos.


1 comentario:

  1. Yo en cambio quiero una varita que todo lo que toque se convierta en alegría y amor!!!!!

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