sábado, 24 de octubre de 2009

Cuentos para genios


Blancum, el genio inexperto
En un lugar del espacio, había un planeta llamado "Genium". Allí nacían todos los genios, como el de la lámpara de Aladino. Un día nació uno muy blanco, ¡blanquísimo! Le llamaron "Blancum". Pero tenía los ojos morados. No quería terminar su educación como genio. Sus maestros, que le querían muchísimo, le animaron a que esperara y estudiara, pero él les dijo: "¡Ya he estudiado bastante; los genios somos genios desde que nacemos!" Dicho y hecho. Se metió en el anillo de un gran rey. Un día, el monarca, que era un descuidado, dejó caer su anillo en un basurero real. Allí estuvo, años y años. Pero una mañana de verano, un anciano mendigo, revolviendo entre las basuras, lo encontró. ¡Oh, qué suerte!, ¡un anillo! Lo frotó contra sus ropas para limpiarlo y apareció Blancum. Aquel hombre le pidió todas las riquezas del mundo. Se convirtió en un avaro, que no dejaba nada a nadie, ni siquiera a su familia. Luego el anillo cayó en manos de un niño, que pedía al genio todos los deseos que se le ocurrían. Con tantos regalos el niño se volvió caprichoso e insoportable, y llegó incluso a utilizar la magia para hacer daño a otros niños. Por último, un soldado encontró el anillo. Adivinó su poder. Deseó conquistar grandes territorios con la guerra y la violencia y el genio inexperto, que no sabía decir que no, se lo concedió. Blancum lloraba desesperado mientras pensaba: "¡Soy un mal genio! Necesito el manual de los genios para estudiarlo. ¿Cómo lo conseguiré?" De pronto, se acercó una niña. Cogió el anillo. Notó que estaba mojado y lo secó frotándolo con sus ropas. Al ver aparecer a Blancum exclamó: "¡Oh!, ¡un genio! Estás llorando. ¿Por qué?" "Soy un genio inexperto. Cuando estaba en mi planeta, desobedecí a mis maestros, que tanto me querían y dejé de estudiar. Ahora me arrepiento. Me gustaría tener aquí el manual y estudiarlo". La niña acarició al genio triste y le dijo: "Quisiera ayudarte". El genio, sorprendido por la generosidad de la pequeña dijo entusiasmado: "Has de desear y pedirme que aparezca mi manual. La niña cerró los ojos, y deseó, como si fuera para ella misma, el manual de los genios. Una nube de humo y fuego les rodeó, dejando el libro en el suelo. Dentro del libro había una carta de los padres de Blancum, animándole a estudiar". Mientras Blancum hojeaba su manual, la niña le preguntó: "¿Puedo ser un genio como tú?" El joven genio contestó: "Estudia como yo. Mejor aún, ¿por qué no estudiamos juntos?" Estudiaron mano a mano, todos los días, y lograron ayudar a mucha gente. Y colorin colorado...

Un genio famoso
Los libros no son la única herramienta para que los chicos experimenten por qué es interesante y atractivo leer.

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