LA PERLA DEL DRAGÓN. Alberto Melis
Hace muchísimos años, vivía un dragón en la isla de Borneo; tenía su cueva en lo alto del monte Kinabalu. Aquél era un dragón pacífico y no molestaba a los habitantes de la isla, tenía una perla de enorme tamaño y todos los días jugaba con ella: lanzaba la perla al aire y luego la recogía con la boca.
Aquella perla era tan hermosa, que muchos habían intentado robarla, pero el dragón la guardaba con mucho cuidado; por eso, nadie había podido conseguirlo. El Emperador de la China decidió enviar a su hijo a la isla de Borneo; llamó al joven Príncipe y le dijo: -Hijo mío, la perla del dragón debe formar parte del tesoro imperial. Estoy seguro de que encontrarás la forma de traérmela.
Después de varias semanas de travesía, el Príncipe llegó a las costas de Borneo, a lo lejos se recortaba el monte Kinabalu, y en lo alto del monte el dragón jugaba con la perla, de pronto, el Príncipe comenzó a sonreír porque había trazado un plan, llamó a sus hombres y les dijo:-Necesito una linterna redonda de papel y una cometa que pueda sostenerme en el aire.
Los hombres comenzaron a trabajar y pronto hicieron una linterna de papel, después de siete días de trabajo, hicieron una cometa muy hermosa, que podía resistir el peso de un hombre, al anochecer, comenzó a soplar el viento, el Príncipe montó en la cometa y se elevó por los aires; la noche era muy oscura cuando el Príncipe bajó de la cometa en lo alto del monte y se deslizó dentro de la cueva.
El dragón dormía profundamente, con todo cuidado, el Príncipe se apoderó de la perla, puso en su lugar la linterna de papel y escapó de la cueva, entonces, montó en la cometa y encendió una luz, cuando sus hombres vieron la señal, comenzaron a recoger la cuerda de la cometa, al cabo de algún tiempo, el Príncipe pisaba la cubierta de su barco, ¡Levad anclas! –gritó, el barco, aprovechando un viento suave, se hizo a la mar.
En cuanto salió el sol, el dragón fue a recoger la perla para jugar, como hacía todas las mañanas, entonces, descubrió que le habían robado su perla, comenzó a echar humo y fuego por la boca y se lanzó, monte abajo, en persecución de los ladrones; recorrió todo el monte, buscó la perla por todas partes, pero no pudo hallarla, entonces, divisó un junco chino que navegaba rumbo a alta mar. El dragón saltó al agua y nadó velozmente hacia el barco.
-¡Ladrones! ¡Devolvedme mi perla! -gritaba el dragón, los marineros estaban muy asustados y lanzaban gritos de miedo, la voz del Príncipe se elevó por encima de todos los gritos:-¡Cargad el cañón grande! Poco después hicieron fuego. -¡Bruum! El dragón oyó el estampido del disparo; vio una nube de humo y una bala de cañón que iba hacia él, la bala redonda brillaba con las primeras luces de la mañana y el dragón pensó que le devolvían su perla, por eso, abrió la boca y se tragó la bala.
Entonces, el dragón se hundió en el mar y nunca más volvió a aparecer, desde aquel día, la perla del dragón fue la joya más preciada del tesoro imperial de la China.
Y Colorín Colorado
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